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| Category: OPINIÓN

OPINIÓN. La política de la cancelación como estrategia política en Argentina de hoy.
La Libertad Avanza empezó a tener su temporada de sobresaltos. Una cosa es la declamación en la campaña, “la motosierra” y “echar a todos los ñoquis del Estado”. La política emocional, “cómo me identifico con el loco”, y otra es lo que ocurre en el parlamento con la generación de consensos para la aprobación de las leyes.
Sí señores: no todo es rabia y cancelación. Hay que negociar. Ah, ¿no lo sabían? Sí. De eso se trata la política.
Hace unos días el parlamento tuvo días agitados. En Diputados fracasó la estrategia del gobierno, tras perder la aprobación de una nueva fórmula jubilatoria. Por otra parte, las internas libertarias por la visita a los represores entraron en un estado de ebullición con escraches, llantos y acusaciones cruzadas. Y una diputada eyectada del bloque.
La cultura de la cancelación – acá podríamos hablar de la “política” cancelatoria – para el que desafía el status quo del oficialismo- está empezando a resquebrajarse. No alcanza con abrir el grifo de los trolls a la caza de brujas para el que piensa diferente.
Repasemos: el Senado también es otro lugar donde el triunfo les es esquivo.
Esta semana el senador Bartolomé Abdala (ocupa la presidencia provisional del Senado), cometió un verdadero sincericidio al comentar en un programa de tv de la señal TN y en horario prime time, que tenía 15 asesores. Y completó que 13 estaban en San Luis, “porque yo quiero ser gobernador”.
El horno no está para bollos en LLA. Y con lo emocional no alcanza para gobernar. La campaña pasó aunque falte poco para el 2025. El oficialismo lo está viviendo en carne propia. Porque no es viable una democracia sin tolerancia con quien piensa diferente.
Por Leonor Puig, ensayista y periodista.