El Papa Francisco murió a los 88 años. El mundo llora su partida y antes de preguntarse qué vendrá, queda su invitación a la reflexión propia y colectiva, para bregar por un mundo mejor, pacífico, más justo y solidario.
El Papa Francisco murió a los 88 años. El mundo llora su partida y antes de preguntarse qué vendrá, queda su invitación a la reflexión propia y colectiva, para bregar por un mundo mejor, pacífico, más justo y solidario. Su cercanía se vivía hasta en la distancia. Y su humildad se derramaba más allá de…